“Nuestros clientes confían en nosotros”

Hasta que Cecilio Suela, nacido en Calzada de Oropesa (Toledo), se asentó en Torrelodones, inaugurando la frutería Torrenardos, tuvo que dar muchas vueltas y ello, al final, fue gracias a la que es su mujer, María Vázquez. De eso hace ya 40 años.

Cecilio, ¿cómo terminaste en Torrelodones?

Desde Calzada de Oropesa, y cuando tenía seis años, emigré con mis padres a Francia. Años más tarde tuvimos que regresar a España porque a mi padre no le sentaba bien aquel clima y terminamos afincándonos en Villalba. Aquí mi padre abrió una pequeña tienda en la que empecé a trabajar para ayudarle. Cuando con 18 años me saqué el carné de conducir me empecé a dedicar a la venta ambulante por los pueblos de la zona.

Uno de ellos era Torrelodones y fue aquí donde conocí a la que es mi mujer, María, por lo que con la excusa de verla comencé a venir cada vez más a menudo vendiendo fruta.

Al final, en 1981, nos casamos, matrimonio del que nació nuestra hija Estefanía. Tiempo después abrí en Torrelodones una frutería, en principio en la C/ Hermanos Velasco López, donde ahora está el taller de motos. Allí estuvimos unos cuatro años, hasta que nos mudamos al local en el que ahora estamos, en la C/ José de Vicente, en el Pueblo. De eso hace ya 35 años.

Vuestro plato fuerte son las frutas y verduras…

Sí, son los principales productos que ofrecemos a nuestros clientes, la gran mayoría de ellos de temporada. Ahora mismo estamos con la fresa, pero también con la mandarina y la naranja que todavía están saliendo muy buenas.

Más adelante comenzaremos con la uva, la ciruela, y, luego, con la sandía y los melones nacionales. Pero, además, también tenemos bebidas, refrescos, lácteos y algo de droguería, digamos que Torrenardos es como un supermercado, pero en pequeño.

¿Y vuestra clientela?

Tenemos mucha clientela fija, algunos de nuestros clientes lo son desde hace muchos años, incluso lo son de cuando venía a Torrelodones realizando la venta ambulante. Para mí eso es muy importante porque quiere decir que están muy contentos con el servicio y el trato que les damos y yo, también hay que decirlo, también lo estoy con ellos.

Tal es la confianza que nos tienen que muchas veces, al realizar un pedido por teléfono, nos dicen “ponme lo que creas que es mejor”. Eso la gran ventaja que tiene el pequeño comercio en comparación con las grandes superficies. Nuestro cliente busca calidad y cuando acude a nosotros a por unos buenos tomates o una buena piña, o unos aguacates para tomar en el día o en una semana, nos preguntan cuáles están mejor.

Se fían de nosotros y del consejo que les damos. Y eso no ocurre en las grandes superficies en las que no hay nadie para aconsejarte y ayudarte. Tal vez no compitamos con ellas en el precio, pero sí en calidad y también en la atención que le damos al cliente.