Alejandro Campos es emprendedor y dueño, desde hace un año, del Centro Veterinario Torrelodones, ubicado en la calle Camino de Valladolid número 36. Hijo de los propietarios del restaurante La Pera, Campos viene de familia emprendedora “valiente e inconformista” aunque, reconoce, no podría haberlo hecho sin su mujer: “si yo soy emprendedor, ella lo es aún más” .
¿Nos puedes contar un poco de tu trayectoria? ¿De dónde vienes?
Yo empecé a emprender con 26 años montando un club de pádel indoor de 7 pistas en Griñón, porque a mí siempre me ha encantado el deporte. Arrancamos con el proyecto en el año 2013 y lo pusimos en marcha en 2014 pero en 2015 tuve varios problemas con el Ayuntamiento y con el propietario de la nave. Al final, la juventud me jugó malas pasadas y salió mal. Perdimos una inversión bastante importante pero, gracias a Dios, tuve el gran apoyo de mi familia y de mi mujer, y salimos adelante.
¿Cómo te repones de algo así?
Hay unos años en los que te quedas ahí en manos de nadie, pasa tiempo hasta que te repones. En ese momento yo me puse a trabajar en el mundo del pádel y traté de ampliar el negocio de la escuela donde estaba como director deportivo y profesor a la vez. Creé entonces una pequeña escuela y fui reuniendo clientes para luego cambiarme a un club más grande en Las Rozas. Así pasamos unos años hasta que llegó la pandemia.
Y el mundo se paró
Claro, llegaron los ERTES, los ERES… Mi mujer se quedó sin trabajo y yo estaba de ERTE con un contrato muy precario. Es entonces cuando empezamos a pensar en volver a emprender. Sandra es una gran amante de los perros, le encantan, y se nos ocurrió montar un negocio de compra-venta de cachorros vía online. Al principio estaba solo ella y luego, cuando el negoció empezó a crecer, me sumé yo.
¿Cómo llegasteis entonces a la clínica veterinaria?
Cuando tienes mentalidad de emprendedor y te gusta ese modo de vida siempre quieres más, optamos por montar la clínica veterinaria por hacer un negocio circular. Como ya teníamos una empresa vinculada al mundo animal decidimos montar la clínica para seguir en el mismo sector.
Y ¿cómo ha sido este primer año? Porque al final Torrelodones es un pueblo muy amante de los animales…
La verdad es que estupendo. Para ser nuestro primer año en el negocio estoy muy contento. Hemos superado las expectativas del primer año y el flujo de clientes es muy bueno, pero, sobre todo, me quedo con la confianza de la gente. Las críticas, las reseñas que nos dejan, siempre son muy buenas. Ya nos empiezan a decir: “vengo recomendado” al llegar, y es algo muy satisfactorio.
¿Dirías que vuestro sello de identidad es la buena atención al cliente?
Así es, yo siempre lo he tenido grabado a fuego. Mis padres tienen el restaurante La Pera desde hace ya 52 años, uno de los más antiguos de Torrelodones, y siempre han puesto el foco en la atención al cliente, en que sea de diez. En la clínica hacemos un seguimiento de todos nuestros animales, después de una intervención o una consulta siempre hay una llamada al día siguiente, un WhatsApp.
Tenemos un teléfono con atención 24 horas y un acuerdo externo con otro hospital 24 horas al que derivar aquellos casos que aquí no podemos atender. Por otro lado, trabajamos de manera integrativa, de la forma más natural posible, para que aquellos clientes más reticentes a la medicina convencional tengan alternativas.
¿Qué otros aspectos cuidáis en la clínica?
Las instalaciones, tener una clínica moderna, limpia, sana y claro está: a nuestro personal. Natalia y Cinthia forman un equipo fantástico y muy profesional, que al final es lo que da la confianza a los clientes.
Dicen que emprender en España es de valientes
En los tiempos que corren, totalmente. Hay muchas ayudas de boquilla y pocas reales. Por ejemplo, estamos muy agradecidos con el Ayuntamiento, con la difusión y con cualquier tipo de ayuda que nos puedan brindar. Pero, si no hay un trato cercano, es imposible. Ahora mismo lo que sirve es la ayuda mutua, lo que nos podamos ayudar los unos a los otros bienvenido sea, porque no tenemos protección ninguna.
Aun así, estás pensando en seguir emprendiendo
(Ríe) Sí… Cuando era joven mi abuelo, que fue el fundador del restaurante La Pera, tenía en mente montar un taller de mecánica rápida en Torrelodones. De cambio de ruedas, cambio de aceite, filtros… En un principio me propuso empezar a trabajar ahí, pero pronto enfermó y se quedó en nada. Es algo que tengo en la cabeza desde hace muchos años, pero se me complicaba por el tema del terreno que requiere ese tipo de negocio. Si algún día puedo, lo haré, porque lo tengo entre ceja y ceja. Además, creo que en Torrelodones hay una calidad de vida suficiente alta como para intentar tener todos los servicios posibles dentro del pueblo, los torrelodonenses lo merecen.
¿Cómo definirías tu manera de emprender?
Como un barco. Al final, cuando emprendes puede ir bien y puede ir mal pero mi mujer ha estado al pie del cañón en todo momento. Durante los últimos años, que han sido muy difíciles, hemos remado juntos. Hemos ido sumando y gracias a eso, a afrontar los problemas juntos, hemos podido superarlos. Doy las gracias a mi familia por el apoyo que me han brindado durante estos años, pero por supuesto a mi mujer. Si yo soy emprendedor, ella lo es más todavía.
Dirección: Camino de Valladolid, 36 (Pueblo).
Teléfono: 91 859 49 89
Web: centroveterinariotorrelodones.com
Reportaje publicado en el nº 405 de la Revista Municipal de Torrelodones. Puede descargar el archivo pdf de la revista aquí