En la revista nº 373 de abril 2021 escribí un artículo sobre las huellas filipinas en Torrelodones, que me veo obligado a rectificar.
Entonces, como nos ocurrió a todos: el cronista José de Vicente Muñoz, Ayuntamiento, Wikipedia, blogs, páginas web de internet, etc., me dejé arrastrar por la autoridad de Luis Cervera Vera y su publicación de 1949, “Juan de Herrera y el aposento de Felipe II en Torrelodones”, en que identificaba el lugar y la traza del mesón de Francisco de Baños y la casa que el arquitecto de El Escorial hiciera a Felipe II en nuestro pueblo. Sin embargo, un examen más detallado de los documentos de aquella época que se encuentran en los archivos de El Escorial y una valoración más justa de la acuarela que Pier María Baldi realizó de Torrelodones en 1668, me proporcionan hoy día una serie de datos conducentes a conclusiones diametralmente opuestas a las de mi posición anterior.
Con respecto al mesón, Cervera y Baldi coinciden en el lugar en que se encontraba (números 18, 20, 22 y posiblemente 24 de la calle Real actual), mientras que difieren en su fisonomía. Por mi parte, creo que es más lógico optar por una pintura 80 años posterior a una recreación en base a unas ruinas 400 años después. Además de que Baldi es bastante detallista y preciso, como se comprueba en que la estructura de la calle Real de su pintura es la misma que en la actualidad.
Con respecto a la casa, de las tres cédulas reales de 1589 y 1592 que Cervera transcribe en su artículo, cabe resaltar: 1) Está “pegada” al mesón de tal modo que 2) una puerta con una llave la “divide” de los aposentos que el rey ya tiene en él (“casa vieja”). Del importantísimo documento (debido a que contiene el fundamental detalle de la cornisa) de 1590, que Antonia Criado, archivera del Archivo Municipal de Torrelodones, descubrió en El Escorial y publicó en 2016, referente a las instrucciones para construir la casa, se puede añadir: 1) la casa está “arrimada”, “atada” al mesón y su suelo nivelado con él; 2) las paredes de mampostería están rematadas por una cornisa de piedra con una concavidad inferior (media caña en el documento), que impide que entre el agua de la lluvia en ellas, y 3) las tejas son de barro.
De estos datos, así como de un examen atento de la pintura de Baldi, se ha de concluir:
1) La casa de Felipe II estaba en el lugar correspondiente a los números 14 y 16 de la actual calle Real, porque solo ahí concordaría con todos los datos de los documentos. Se trataría del lugar donde en la pintura de Baldi aparece una casa, que cumple todos esos requisitos salvo el de no tener cornisa. 2) La Posada no es la casa de Felipe II, como siempre se ha creído, porque es impensable que la puerta que dividiría la casa vieja de la nueva diera en realidad a un corral (el corral del mesón que entonces sería la plazuela actual), como lo es que la casa de Felipe II se nivelara con un corral. 3) La Posada tampoco puede ser la casa de Felipe II porque la concavidad de su cornisa (que posiblemente sea la del documento), está rematada por el lado opuesto adonde estaría el mesón (ver imagen), mientras que aparece continua por el ángulo que da a la calle Real. Este hecho anula el dibujo de Cervera, pues, como expresa el documento, la casa se hizo para estar pegada a otro edificio. 4) En las directrices de construcción no aparecen la cochera, muro, pilastras, emparrado y jardín, con lo que pierde fuerza la tesis de Cervera. 5) Es más que dudoso que fuera Juan de Herrera el arquitecto de la casa, pues las paredes de mampostería y las tejas de barro son ajenas al estilo herreriano. Su nombre solo figura en el escrito más antiguo, en el de la orden de la construcción (1589) y pudiera ser que, por la precaria salud de sus últimos años, Herrera no pudiera ejecutar la que hubiera sido su última obra.
La conclusión es que la casa de Felipe II en Torrelodones, que probablemente no fue diseñada por Juan de Herrera, fue la que pintó Pier María Baldi en 1668, de manera imprecisa (Baldi era detallista, pero no un fotógrafo), casa que en algún momento desapareció. No sería tan lucida como la de Cervera, pero es que eran así las casas que Felipe II tenía en sus viajes. Véase, si no, Casa Veleta de Galapagar. Por otra parta, es probable que la cornisa se trasladara en algún momento desde la casa del rey a la Posada. Es fácil ver que una cornisa del edificio números 14 y 16 de la calle Real, tanto de tejado a dos como a tres aguas, daría para una cornisa como la que tiene actualmente La Posada.
El autor agradece la ayuda de Antonio Iraizoz y Eulalia Ramírez en sus investigaciones.
Jesús Ruiz Fernández (Sociedad Caminera del Real de Manzanares).
Fuentes
- Cervera Vera, L. (1949). Juan de Herrera y el aposento de Felipe II en Torrelodones, La Ciudad de Dios, CLXI, 311-330.
- Criado Lázaro, A. (2016). Francisco de Baños “Maestro de Postas en Latorrelodones”.
- Torre, 329, 14-15.
- Criado Lázaro, A. (2016) La escriptura, obra de la torre. En https://www.torrelodones.es/images/archivos/archivo-historico-municipal/Pegujal-Investigador/FondosDocumentalesExogenos/--ComplemArticuloFcoBannos-f.pdf
- Sánchez Rivero, Á (1927). Viaje de Cosme de Médicis por España (1668-1669). Madrid y su provincia. Madrid, Ayuntamiento de Madrid. Imprenta municipal. En http://www.memoriademadrid.es/doc_anexos/Workflow/0/24436/ia_437.pdf
Reportaje publicado en el nº 390 de la Revista de Torre. Puede descargar el archivo pdf de la revista aquí