Desde el próximo jueves 1 de octubre entran en vigencia las reformas introducidas recientemente en la Ley de Seguridad Vial, modificaciones que tiene como objeto aumentar la seguridad y la protección de los menores y reducir la gravedad de las lesiones que pudieran sufrir en caso de accidente.
A lo largo de 2014 dos de los 14 menores de 12 años fallecidos en este año viajaban en turismo o furgoneta sin sistema de retención infantil en el momento del accidente, ni 9 de los 82 heridos graves, ni 107 de los 2.724 heridos leves. De ahí la necesidad de que los conductores sean conscientes de la necesidad de transportar a los menores de manera segura y a priorizar la seguridad de los mismos.
Desde la entrada en vigor de estas reformas los menores de edad de estatura igual o inferior a 135 cm no solo deberán utilizar el Sistema de Retención Infantil, SRI, y debidamente adaptado a su talla y peso sino que además deberán situarse en los asientos traseros. De hecho, los agentes de Tráfico con la reforma de dicha ley pueden inmovilizar el vehículo si se viaja con menores y no se dispone del dispositivo de retención infantil.
La importancia del sentido inverso a la marcha
Pero no es suficiente que en los vehículos los niños viajen en sillitas homologadas en los asientos traseros. Llevar a los niños en un vehículo instalados en una sillita, con la etiqueta de homologación europea con la referencia a la norma R44/04, orientada en sentido inverso a la marcha supone una mejora en la seguridad de los niños en caso de impacto.
Los estudios realizados revelan que llevar a los niños en sentido inverso a la marcha en los asientos traseros hasta como mínimo los dos años, o hasta el máximo de peso y de altura autorizados por el fabricante para esa silla, ayuda a reducir hasta cinco veces el riesgo de sufrir lesiones graves.
En un impacto en sentido de la marcha, el niño se desplaza hacia delante y es retenido por el arnés, provocándole tensiones muy altas en el cuello, la columna vertebral y los órganos internos. Si la fuerza es muy grande, puede provocar incluso lesiones graves en la columna vertebral.
Por el contrario, cuando viajamos en sentido inverso a la marcha, las fuerzas provocadas por la desaceleración se distribuyen a lo largo de la columna vertebral, la cual descansa sobre el respaldo del asiento, y ni el cuello, ni la propia columna, ni los órganos internos son sometidos a fuerzas tan altas. De hecho una silla en sentido inverso reduce hasta en un 75% el riesgo de sufrir lesiones graves.
Tras el análisis de los resultados de las pruebas de impacto, la recomendación de la Dirección General de Tráfico es llevar siempre al niño en una silla orientada en sentido inverso a la marcha hasta al menos los 2 años, o hasta la recomendación del fabricante, y retrasando el cambio al grupo superior todo lo que pueda.
En el caso de necesitar llevar al pequeño en la plaza delantera del vehículo, en un sistema de retención en sentido inverso a la marcha, se debe desconectar siempre el airbag frontal del pasajero para evitar daños en el pequeño.