En la tarde de ayer martes el Salón de Plenos del Ayuntamiento fue el escenario de un sencillo y emotivo acto en el que participaron la alcaldesa, Elena Biurrun, acompañada por el concejal de Comunicación, Ángel Guirao, así como por diversos concejales de la Corporación pertenecientes al PP, PSOE y Actúa, y los candidatos del PSOE y el PP a la alcaldía en las próximas elecciones: Jorge García y Guillermo Martín
En dicho acto Elena Biurrun hizo entrega de un duplicado de las placas de las calles que llevan el nombre de sus familiares, nominaciones que en su momento fueron aprobadas en diversos plenos municipales.
Los asientos del Salón de Plenos fueron ocupados por numerosos familiares y amigos a quienes Elena Biurrun les hizo entrega, uno a uno, de dos placas, viviéndose momentos muy emotivos al recordar a sus seres queridos.
Las placas entregadas, idénticas a las que se encuentran situadas en cada una de las correspondientes vías públicas, fueron: Plaza Elías Romano, C/ Mariano Jiménez, C/ Ángel Quiroga, C/ Patricio Ruedas Younguer, C/ Ángel de Antonio Martín, C/ María Dolores Vila-Coro y C/ Faustino Cid Amor y Eulogia García Villatoro.
Conozcamos a nuestros notorios vecinos:
Don Elías Romano Marcos
Elías Romano llegó a Torrelodones en 1970 y estuvo durante 26 años ejerciendo de maestro en este municipio pero nunca se limitó a dar clase: organizaba actividades culturales, exposiciones, recitales y lo más importante: estaba siempre disponible cuando alguien le necesitaba.
Comenzó en las Escuelas Vergara (que lo llamaban Escuela Unitaria) y vivió en las casas del maestro de esa misma calle durante casi una década. Fue promotor del APA, incitando a los padres a que la crearan como forma de participación. De hecho, una noche casi se le lleva la guardia civil porque convocó a los padres a una reunión para contarles las deficiencias que la escuela tenía en esos momentos. Y gracias a esos mismos padres que se atrincheraron en la puerta de su casa, no lo consiguieron. En 1981, cuando se inauguró el colegio Los Ángeles, se trasladó allí y estuvo ejerciendo su profesión hasta que en 1996 se jubiló.
Mariano Jiménez Martín
Nació en 1928 en Santa Cruz de Retamar, Toledo, llegando muy joven a Torrelodones junto a su familia. Su padre venía destinado al Cuartel de la Guardia Civil. Comenzó su vida laboral trabajando junto al conocido ganadero Victorino Martín. Poco después decide abrir su propio negocio, una carnicería localizada en lo que era y sigue siendo el centro del pueblo, la Plaza del Ayuntamiento; esta carnicería terminó siendo punto de referencia para todos. En 1957 se casó con Margarita Gómez, una joven que pasaba los veranos en la Colonia de Torrelodones.
Pese a la dedicación total a su negocio, Mariano conseguía sacar tiempo para otras ocupaciones que él consideraba importantes. Durante algunos años ejerció como Fiscal de Paz, desarrollando una función de mediador entre los vecinos. También colaboraba en todas las actividades en las que se solicitaba su ayuda desde el Ayuntamiento, la Policía Local, Guardia Civil, Servicios Sociales… Además, fue socio fundador del Club Torre 72, y durante una etapa asumió las funciones de secretario.
Su compromiso social con el pueblo también se reflejaba en el plano personal con gran parte de los vecinos de Torrelodones, tanto en el Pueblo como en la Colonia. Esta repercusión se refleja en el sencillo homenaje que se le rindió, tras su fallecimiento, con motivo de la entrega del Primer Premio del XIV Trofeo de Dominó, en Mayo de 2006, un torneo que ganó en numerosas ocasiones.
Ángel Quiroga Bravo
Nació en Torrelodones el 3 de agosto de 1938 en una casita situada en la C/ Real. Su padre fue Raimundo Quiroga López, quien se trasladó desde Torrejón de Velasco a Torrelodones para trabajar en la panadería del pueblo, donde hoy se encuentra el restaurante Lizarrán. Su madre fue Francisca Bravo Hernando nació en Torrelodones el 3 de diciembre de 1900. Su hermano mayor, Antonio Quiroga, también nació en el pueblo y allí transcurrió toda su vida hasta que falleció el 25 de Julio de 1997.
La infancia de Ángel Quiroga transcurrió en aquella primera casa de un Torrelodones muy diferente al que hoy conocemos, el Torrelodones del Tío paragüero, de Cirilo, de “Juan Lanas”, de la Tía Telesfora, de cuando la fuente del caño estaba situada en lo que hoy conocemos por los soportales y se nutría del arroyo que atravesaba el barrio, de la carretera nacional. A los pocos años, siendo Ángel ya un adolescente, la familia consiguió con gran esfuerzo ahorrar el suficiente dinero como para poder trasladarse a una casa nueva, una casa que sería residencia definitiva de la familia Quiroga-Bravo. Esa casa, hoy reconvertida en un edificio de apartamentos, está en la C/ Real 3.
Ángel fue un gran aficionado al ciclismo, de hecho fue su gran pasión. Como ciclista aficionado ganó varias carreras en el pueblo así como en otras pruebas con final en localidades cercanas como Las Matas o Valdemorillo.
En el año 1960 decidió hacer las maletas y buscarse su futuro lejos de Torrelodones, concretamente en Suiza. Allí conoció a la que después fue la mujer de su vida, Mª Teresa Piñana, quien también había emigrado desde Madrid. En los trece años que estuvo allí Ángel tuvo dos hijos, Raimundo y Sara. El tercero, David, nació de regreso en España. Aunque guardó siempre muy buenos recuerdos de aquellos años de inmigración, en su cabeza siempre estuvo la idea de regresar a Torrelodones, por eso, con mucho esfuerzo, fue ahorrando lo suficiente como para comprar una parcela situada en la Calle Profesor Alonso Parra nº 1 e ir edificando su casa poco a poco. Cuando la casa por fin estuvo en condiciones, regresó de nuevo al pueblo en el año 1974.
De regreso en Torrelodones se dedicó al oficio que le permitió ganarse la vida prácticamente hasta su jubilación, la albañilería. Gozando de una salud extraordinaria, el 17 de abril de 2012 fue su último día de vida. Fue un día que pasó en el pueblo, con sus actividades cotidianas. Ese día se cruzó con muchos vecinos, amigos y familiares. “Parece como si se estuviera despidiendo” comentaron algunos en su entierro.
Patricio Ruedas Younger
Vecino de Torrelodones y vinculado a la vida social de su municipio, fue un alto funcionario de Naciones Unidas, donde ocupó importantes responsabilidades y formó parte de numerosas comisiones, algunas tan significativas como la que se encargó de evaluar la eficacia, actividades y funcionamiento del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia o el Tribunal para Ruanda, compartiendo mesa con importantes expertos y juristas internacionales.
Su presencia fue constante en diferentes organismos internacionales y parlamentos nacionales, donde dio a conocer las medidas y acciones impulsadas por la ONU. Como lo pone de manifiesto su obra “La reforma” sobre la Secretaría del Organismo Internacional.
Fue autor también de numerosos informes sobre la situación económica y social en la que vivían algunos países con problemas, como fue el caso de Polonia en 1984, muchos de los cuales fueron estudiados en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.
Nada de ello le impidió activar e impulsar cuantos movimientos sociales y ciudadanos tuvieron lugar en su pueblo, no solo formando parte de ellos, sino aportando todos sus conocimientos, que eran muchos.
Ángel de Antonio Martín
Nacido en Torrelodones el 28 de septiembre en 1925, al lado del cuartel de la Guardia Civil, en los Corrales de Oñoro, su vida transcurrió en el barrio de la Cañana, donde sus padres tenían una casa, junto a los Rivas, los Francés, los Bravo, los Torres, los Alberquilla y otras familias de toda la vida en el municipio.
De profesión mampostero, son muchas las casas de piedra que salieron de sus manos (entre ellas aún se conservan las casas de los maestros, junto a la Biblioteca Municipal), contrajo matrimonio en Torrelodones el 18 de abril de 1955 con Guillermina Andrés Castaño, con la que tuvo dos hijas, Rosa y Angelines, una de ellas también nacida en nuestro municipio.
Forzado por la dura situación española de aquel momento se vio obligado a emigrar, y en 1963 marchó con toda su familia a Suiza, de donde no regresó hasta 1974, aunque volvía aprovechando las navidades y el verano.
Con el fruto de su trabajo compró un terreno en su pueblo natal y construyó el mismo su casa. Tres años después de su regreso entraría a trabajar en el palacio del Canto del Pico al servicio de la nieta de Franco, Mery Martínez Bordiú, en la casa existente a la entrada del palacio en el que serviría de por vida al convertirse en el guardés de toda la finca en 1980, donde permanecería trabajando hasta el mismo día de su fallecimiento el día de San Silvano y Santa Dorotea del año 2011.
Mª Dolores Vila-Coro
El Palacete de Outarelo se encuentra edificado en tierras regaladas por Carlos I a Dª María de Lago, al concederle el Marquesado de Outarelo por su heroico valor en la defensa del Real Alcázar de Madrid.
La primera inscripción de los edificios y del muro almenado perimetral en el Registro de la Propiedad data de 1924, realizada por descendientes de la marquesa.
En 1951, José Mª Vila-Coro de Nadal adquiere la propiedad, y en 1968, la hereda su hija, Mª Dolores Vila-Coro. Consciente de su legado histórico y arquitectónico, pocos años después acometió una modernización completa del interior del palacete para garantizar su conservación para generaciones futuras.
Su visión pionera fue confirmada por el propio Ayuntamiento de Torrelodones al incluir el palacete, en 1996, en el Catálogo de Bienes Protegidos con el nivel de protección estructural, que se aplica a edificios que, por su valor histórico, artístico, calidad arquitectónica, constructiva o tipológica se singularizan dentro del casco o municipio.
Su vínculo con Torrelodones era tan fuerte que, a pesar de desempeñar su actividad profesional y académica en el centro de Madrid, fue su residencia habitual hasta los años 80. Fueron los años de la infancia y adolescencia de sus ocho hijos – sus idas y venidas con las bicicletas y motos al taller de José Luis, al cine de La Gardenia, a los guateques en el Club de Campo, al Dr. Mingo -; la compra en La Pilarica, la tahona, la Sra. Sergia o el Arca de Noé; del abastecimiento de agua con pozos; de estrecha relación de amistad con los veraneantes, vecinos y párrocos – varios de sus hijos están bautizados en Torrelodones – y, por supuesto, de transformación de la carretera de La Coruña en la A-6 actual, a base de barrenos, que obligaban a buscar protección junto al lindero con la carretera de Galapagar. Años que siempre recordaba con entrañable nostalgia.
Posteriormente, la importante carga económica que suponía el mantenimiento no sólo de los edificios sino también de los jardines, con ejemplares singulares y centenarios de cedros y otras especies, que requieren un cuidado y conservación especiales, imposible de llevar a cabo fuera de una actividad lucrativa, arrendó la finca para el ejercicio de distintas actividades, lo que, a su vez, resultó beneficioso para el fomento del empleo y para las medidas de mantenimiento de actividades comerciales que lleva a cabo el Ayuntamiento dentro del municipio.
Faustino Cid Amor y Dª Eulogia Garcia Villatoro
Faustino nació en Madrid y Eulogia en Ávila. Se casaron en 1962 y en 1963 ya vivían en Torrelodones. En 1972 inauguraron el “Mesón La Pera” con un socio y al año se quedaron con el mesón ellos solos. Faustino ayudaba en la iglesia con la banda de tambores y cornetas y también fue uno de los primeros, junto con unos amigos y compañeros en formar la Asociación de Comerciantes.