El pasado jueves tuvo lugar en Torreforum la II Jornada del Debate Abierto de Torrelodones, convocatoria que en esta ocasión centró su interés en la aparente controversia actual entre dos concepciones sobre la democracia, democracia representativa o democracia participativa.
Dicho debate estuvo moderado por Carlos Beltrán Castillón, concejal de Deportes, Juventud y Fiestas, quien en la apertura mantuvo que la participación constituye “uno de los retos más candentes de nuestra sociedad y es el deseo de muchos, pero que, por otra parte, no es tan fácil de ejercer”. Igualmente resaltó el hecho de que si bien constituye una reivindicación cada vez más reclamada, por otro lado, “no se consigue”.
Para profundiza en el debate fueron tres los ponentes que a lo largo de más de dos horas expusieron sus argumentos en relación a esta cuestión: Elena García Guitián (Profesora Facultad de Ciencias Políticas UAM), Ángel Guirao de Vierna (Concejal de Comunicación) y Fernando M. Amigo-Quintana (Socio de I de Innovación. Profesor IE University and Business School). Cada uno abordó el tema desde perspectivas diferentes, Elena García desde un punto de vista académico, Ángel Guirao a través de su experiencia como concejal en el Ayuntamiento y Fernando M. Amigo-Quintana experto en nuevas tecnologías que fomentan la participación en iniciativas concretas.
Elena García elaboró el discurso de la participación describiendo las diversas interpretaciones en torno a este modelo y sus posibilidades a través de diversas experiencias desarrolladas en otros países. Al respecto precisó que “contraponer democracia representativa a democracia representativa no es representativo ni de la realidad ni de lo que está detrás de todas las teorías participativas. Es una buena etiqueta pero en realidad nuestras democracias son democracias representativas”. Complementario de ello, “la otra cara de la representación es la participación ciudadana, de la que hay muchas formas”.
Ángel Guirao de Vierna reflexionó desde su propia experiencia “lo que ha ocurrido en esta país es que existen dos visiones de la participación”, una tradicional que tiene la parte más conservadora del poder, para la que la participación se entiende como la puede entender el padre de familia, el señor, el cacique y el caudillo; esto es, la participación no es necesaria. La segunda visión es la mantenida por la izquierda “tradicional”, para quien la participación es fundamental “siempre que la controle”. Entre ambas concepciones se mueve la forma en que la entienden los ciudadanos: “una mezcla entre la primera y la segunda”. De ahí que por un lado el ciudadano reaccione exigiendo a sus gobernantes que gestionen bien su voto (la visión tradicional de la izquierda "clásica") y recurrir a la queja (cómo reaccionan los niños ante los padres). Ambas actitudes, consideró Guirao, “se alejan de la participación” porque “participar no es ni exigir ni quejarse, es aportar”. La realidad es preocupante, dado que la tradición participativa de nuestro país en cualquier ámbito es mínimo y corre el riesgo de que quienes sí participan terminen profesionalizándose. De ahí que se preguntase “¿cómo hacemos para que funcione ese juego de lo representativo y lo participativo?”.
Por último Fernando M. Amigo-Quintana inició su intervención afirmando que “la tecnología permite y facilita la labor de dar cobijo a una mayor participación ciudadana”. En ese sentido su alocución se centró en el ciudadano que queriendo participar, y no sólo en política, no sabe cómo hacerlo: “Se trata de un ciudadano cada vez más preocupado por el uso que se hace de sus impuestos y que considera que la propiedad pública y los servicios públicos son tan suyos como su propia propiedad privada”. Pero, a pesar de esta inquietud lo cierto es que “no se siente ni suficientemente representado, ni suficientemente escuchado y, lo que es peor, no sabe qué hacer para comunicarse y ser tenido en cuenta de forma efectiva”. De ahí que propusiera establecer un esquema como el desarrollado mediante la aplicación “Torrecicla” en el que, gratificando al individuo, este se comportaría de una manera muy diferente, reforzando su compromiso ante iniciativas concretas.
Tras la exposición de los ponentes el público asistente tomó la palabra en distintas ocasiones entablándose un diálogo en el que pudieron disfrutarse de puntos de vista distintos en torno a la importancia de la participación ciudadana.