Es habitual que la mayoría de animales domésticos, generalmente perros, vivan y convivan con sus propietarios compartiendo el espacio en el que habitan, el hogar, como un miembro más de la unidad familiar, como también es habitual que dicho hogar tengan vecinos. De ahí que de entre las obligaciones de sus propietarios esté el evitar las molestias que los animales puedan causar a los vecinos.
Por ello no es de extrañar que las molestias que causan los ladridos de un perro sean uno de los motivos más habituales de quejas y conflictos entre vecinos.
Aunque el ladrido esporádico de un perro no supera los límites permitidos por la ordenanza de ruidos, suele por lo general resultar muy molesto cuando resulta compulsivo y continuo, especialmente si se produce por la noche. De ahí que la mayoría de los ayuntamientos cuenten con ordenanzas que establecen limitaciones nocturnas, e incluso algunos como el vecino pueblo de Majadahonda, lo limita también entre las 15:00 y las 17:00, y no es el único. La intención de estas ordenanzas no es obligar a todas nuestras mascotas a permanecer dentro de las viviendas, sino a hacernos responsables de ellas, especialmente entre esas horas, para que no molesten a nuestros vecinos y mejorar así la convivencia.
De hecho, la “Ordenanza reguladora de la tenencia de perros y otros animales domésticos para el municipio de Torrelodones” aprobada por el pleno celebrado el 27 de octubre de 2005 y publicada en el BOCM el 6 de febrero de 2006, prohíbe taxativamente en su artículo 44º - 3 que “desde las 22 horas hasta las 8 horas, dejar en patios, terrazas, galerías y balcones u otros espacios abiertos, animales domésticos que con sus sonidos, gritos o cantos perturben el descanso de los vecinos.” Los dueños de perros que con sus ladridos causen molestias a los vecinos, se exponen a una sanción económica de hasta 750€.
Precisamente la constatación del desconocimiento de muchos de nuestros vecinos de la existencia de esta normativa ha propiciado que queramos darle la relevancia que merece, en el convencimiento de que de esta información nazca el civismo, la tolerancia y el respeto necesarios para mejorar nuestra convivencia.
En consecuencia, los propietarios serán los responsables en el caso de posibles denuncias por ruido producidas por sus perros solo si estas se producen, y entre las horas establecidas.