Las tres vías pecuarias que pasan por Torrelodones, la de Valladolid, la de Hoyo de Manzanares y la del Gasco son cordeles, junto al breve tramo de la cañada Real de Peregrinos y los descansaderos del Charco de la Paloma y el de los Pradillos. En total ocupan 11 km de longitud (casi la mitad de ellos invadidos por la autovía A-6) que corresponden al 2% de la superficie del suelo del municipio.
En 2014, por iniciativa municipal y con el apoyo de la Sociedad Caminera del Real de Manzanares, la empresa Geolineal realizó importantes obras de mejora, ordenación de viales y recuperación ecológica para acondicionar un tramo de 500 m del cordel de Hoyo, el comprendido entre la rotonda de las Rozuelas y la avenida de los Peñascales, que sufría una fuerte degradación, considerando que las vías pecuarias siguen siendo en la actualidad un valioso patrimonio para Torrelodones, un corredor ecológico entre los dos Parques Regionales que nos rodean y un valioso pasillo verde de conectividad territorial.
Durante 2015, el estudio de arquitectos Pikionis se hizo cargo del proyecto de Acondicionamiento del Cordel de Hoyo poniendo en valor su potencial como soporte de vida social, espacio cívico, educativo, de ocio y paisaje cultural digno de proteger. No podemos olvidar que este Cordel no es sólo parte de una red de sendas que conectan peatonalmente los diferentes núcleos de población del municipio sino que también es un camino histórico hacia otros municipios.
La recuperación de nuestro Cordel es, además, una apuesta de futuro por un modelo de ciudad más sostenible, donde el impacto del vehículo privado vaya perdiendo hegemonía frente a espacios más humanos, libres, cívicos y participativos. Se ha buscado un grado de urbanización bajo para potenciar sus cualidades naturales que, como vía pecuaria, se han de preservar y le diferencian de otros espacios públicos.
La Trashumancia
Por las vías pecuarias han viajado durante siglos todo tipo de caminantes, desde reyes a pastores conduciendo miles de ovejas, las verdaderas protagonistas, en busca de los jugosos pastos veraniegos de montaña.
El viaje de los pastores y sus ovejas comenzaba a mitad de mayo y el regreso se hacía a final de septiembre. Este viajar de los rebaños se llama Trashumancia.
Durante el largo camino, a las ovejas merinas (las más apreciadas) les crecía la lana cuyos vellones eran cortados por los esquiladores para poder venderla a elevados precios. La lana de las ovejas merinas se exportaba a otros países debido a su gran calidad generando mucha riqueza entre sus comerciantes. Más tarde era cardada, teñida, hilada y finalmente tejida para poder hacer mantas o ropas cálidas. De ahí la importancia que han tenido históricamente estos caminos.
La recuperación del Cordel
La intervención sobre el Cordel de Hoyo ha seguido tres directrices fundamentales:
- Estructural. Reordenando y diferenciando los tránsitos peatonal y rodado (este último obligado por el acceso a varias viviendas unifamiliares). Trazando nuevas sendas peatonales que mejorasen la conexión de los residentes con la trama urbana y adaptándolas a la topografía.
- Ecológica. Recuperando la cubierta vegetal degradada con la plantación de más de 200 árboles de hoja perenne y caduca, arbustos y plantas aromáticas, todas ellas autóctonas. Roturando el terreno erosionado y semillando herbáceas sobre áreas inertes. Instalando un sistema de riego automático por goteo.
- Contenido social. Con la creación de diversas zonas estanciales de carácter específico (aventuras, juegos infantiles, recinto canino, fuentes, mesas con bancos, miradores, puntos de observación de astros, etc.).
Durante la ejecución de la obra se han aprovechado y reciclado numerosos materiales de construcción, dándoles una segunda vida, como grandes bolos graníticos procedentes de una excavación cercana, tierras del nuevo paso bajo la A-6, importantes sillares y losas talladas de granito de antiguas demoliciones para formar grupos de mesas y bancos o la transformación de un gran tronco seco de morera en varios elementos abiertos a la imaginación.
El equipo de profesionales Pikionis, autor del proyecto, es sensible a una participación vecinal basada en la cercanía y el diálogo continuo, que legitime los procesos de diseño urbano.
El respeto por el lugar, por su memoria intangible y por la materialidad de cada uno de los elementos que configuran las “atmósferas” recreadas, pensadas para el ser humano, están en la base de su filosofía.
El resultado del cariño y dedicación con que se han realizado estas obras es ahora el principio de una realidad que se ha de consolidar con el cuidado responsable de todos, respetando las nuevas plantaciones vegetales autóctonas, para que crezcan fuertes y tomen forma y con la actitud cívica de los paseantes y sus amigos caninos ante un entorno natural tan privilegiado.
La obra ha sido realizada por la empresa Traforva, radicada en Valsaín, cuya sintonía con el lugar y el conocimiento de los procesos constructivos y paisajísticos ha sido fundamental.
El Cordel de los niños
El espacio resultante tiene un gran potencial educativo para nuestros hijos. Es un soporte de experiencias lúdicas y formativas diferenciador de otros entornos más urbanos y ajenos al nuestro que debemos aprovechar en beneficio de los más pequeños.
Para los niños, cada vez resulta más difícil, encontrar lugares donde correr y montar en bicicleta por caminos de tierra, saltar y trepar grandes piedras, tocar el agua, hacer barro, construir cabañas, encontrar minerales, disfrutar del olor de las plantas, esconderse tras retamas y zarzales y jugar y disfrutar del paisaje. Actividades que deberían ser valoradas por los adultos.
En el cordel se han situado seis paneles informativos que van mostrando las diferentes cualidades que ofrece el recorrido, desde los contenidos generales e históricos sobre las vías pecuarias y un plano completo del Cordel, (un auténtico “mapa del Tesoro”), donde se localizan los puntos de mayor interés por descubrir, hasta los específicos que ofrece el recorrido, (empleando texto, imágenes y refranes alusivos a la temática tratada): la descripción del valor de corredor ecológico de una vía pecuaria y el uso medicinal y artesanal de la botánica; la construcción de chozos pastoriles, sus mejores orientaciones y el empleo de elementos como el agua, la madera y la piedra; el manejo de los perros pastores como guardianes de los rebaños y la obligación de educar bien a nuestros perros, o la observación de los astros y las enormes posibilidades que esto representa.
El cordel es, en sí mismo, toda una aventura donde poder jugar aprendiendo.
Nuestro cordel: un lugar mágico que todos debemos cuidar ¡Descúbrelo!
PIKIONIS (El equipo PIKIONIS lo componen profesionales de la Arquitectura, el Urbanismo y la Gestión de Recursos Naturales: Julián Delgado, Elena Romero, Jimena Zalles y Antonio Iraizoz.)
Proyecto de obra de acondicionamiento del cordel de Hoyo Torrelodones.