Me gustaría comenzar agradeciendo a la revista y a sus lectores por darme la oportunidad de compartir la forma en la que, en el Colegio Educare Peñalar, entendemos nuestra gran pasión: la educación.
Mi nombre es Marina Rodríguez-Osorio y disfruto cada día de la preciosa labor de dirigir la etapa de Educación Infantil del Colegio Peñalar. Los principales motores de esta responsabilidad son una profunda vocación por la educación y un sincero deseo de servicio, guiados por un ideario católico que nos invita, a mí y a todo el equipo docente, a acompañar a cada niño en su formación como persona y su crecimiento académico.
La etapa de Educación Infantil es mucho más que una preparación académica; es el comienzo de un viaje de descubrimiento personal, de pasar del “yo” al “nosotros”, donde, neurológicamente fortalecemos el sistema límbico optimizando procesos como la autorregulación emocional, la empatía y la toma de decisiones.
La base de nuestro proyecto educativo es la educación emocional sostenida en valores cristianos y acompañada de la educación en cortesía que facilita la convivencia social. Con ello, obtenemos alumnos resilientes y seguros de sí mismos, sin miedo a enfrentarse a lo desconocido.
Es sobre esta base, cuando podemos ocuparnos de acompañarlos en su trayectoria académica adquiriendo conocimientos útiles y prácticos para una futura vida adulta. Se trata de desarrollar la emocionante tarea de preparar a las futuras generaciones para así, tener un impacto positivo en el futuro.
Comenzando por la adquisición de la lectoescritura en español e inglés, no solo como una habilidad, sino como herramienta para desarrollar la creatividad, la comprensión lectora y la capacidad de comunicarse de manera efectiva en diferentes contextos.
Sin duda, a lo largo de la vida, son numerosas las ocasiones en las que nos encontramos frente a un interlocutor, un grupo de personas o un auditorio la necesidad de transmitir una idea. Por ello, agradezco dedicar tiempo en el colegio a enseñar a nuestros alumnos a compartir sus ideas y experiencias expresándose con confianza en público. En la sala de oratoria, tienen la oportunidad de subirse al escenario que marca físicamente la diferencia entre el ponente y el receptor, trabajando herramientas de comunicación de manera habitual, para que en su futuro este sea un hito alcanzado en edad temprana.
Se trata de ofrecerles los retos necesarios para que, despertando su motivación por alcanzarlos, tengan la voluntad y el ánimo de descubrir nuevos conocimientos y el equipo docente dar respuesta a ello aplicando diversas metodologías en el aula según las necesidades de cada alumno.
Si hablamos de comunicación, debemos nombrar nuestro proyecto bilingüe gracias al cual el alumno disfruta de dos aulas y de una profesora en cada una, aparentemente iguales, aunque en cada una, la comunicación se da en un idioma concreto: inglés o español. De esta manera, la inmersión lingüística se consigue de forma innata desarrollando, desde sus primeros años, una gran capacidad comunicativa en ambos idiomas y una comprensión cultural más amplia.
De esta manera, les exponemos situaciones de la vida real donde el cálculo mental es protagonista. Se trata de trabajar habilidades que van más allá de los números y acompañarlos a pensar de forma crítica, ayudándoles a tomar decisiones y a enfrentarse a los desafíos cotidianos donde las matemáticas son protagonistas.
Fuera de sus dos aulas asignadas, pueden disfrutar de los aclamados robots que precisan de la programación que realicen los alumnos para moverse por el espacio. Así, logramos conectar a los niños con el mundo tecnológico, estimulando su pensamiento lógico y su creatividad.
Al mismo tiempo, dedicamos espacio al deporte, que no solo fomenta hábitos saludables, sino que también les enseña el valor del trabajo en equipo y la superación personal. De la mano del deporte debe ir su alimentación, la cual es respaldada por nuestro equipo de cocina, que nos propone, a profesorado y alumnado, un menú mensual variado libre de azúcares y alimentos procesados.
Nuestras instalaciones están pensadas para responder a las necesidades de esta etapa que está ubicada en la primera planta del edificio para mayor accesibilidad del alumnado. La sala de psicomotricidad es un lugar donde los niños descubren sus capacidades corporales, mejorando su coordinación y su confianza en sí mismos dando uso del rocódromo, escalera de braquiación o diferentes circuitos que ponen a prueba su lateralidad. La sala de oratoria es un espacio donde ganan confianza hablando en público, aprendiendo a organizar sus ideas y a comunicarlas con claridad. La sala multisensorial, por su parte, es un rincón especial donde pueden explorar e interiorizar lo aprendido a través de experiencias únicas, estimulando sus sentidos y consolidando los aprendizajes.
Es fascinante vivir la esencia de un colegio donde se celebra la vida y donde, siguiendo el calendario litúrgico disfrutamos de las costumbres y festividades que tanto nos hacen vivir nuestra cultura.
Para finalizar, resaltar la importancia de tener presente que cada niño es único, y su desarrollo depende de muchos factores, incluyendo su madurez. Por eso, apostamos por una educación individualizada, adaptándonos a sus ritmos y necesidades. Desde mi experiencia, he visto cómo este acompañamiento cercano puede marcar una diferencia fundamental en su bienestar y felicidad. Esa felicidad, creo firmemente, surge de combinar una justa exigencia con el firme convencimiento de creer en las capacidades del discente, vinculando al colegio en todo momento a la familia, brindando un apoyo constante y asesoramiento.
El equipo de Educación Infantil del Colegio Peñalar comparte una meta clara; acompañar a cada niño en sus primeros pasos, confiando en que esos momentos marcarán para siempre su forma de entender el mundo.
Marina Rodríguez–Osorio García
Directora Educación Infantil
Colegio Educare Peñalar
Reportaje publicado en el nº 406 de la Revista Municipal de Torrelodones. Puede descargar el archivo pdf de la revista aquí