Ponente: Alberto Hernández de Frutos
La Sexta de Mahler es de las pocas sinfonías que acaban mal. Rematadamente mal. Ni el tema musical que representa a su querida esposa Alma, ni el remanso de paz del movimiento lento podrán evitar la tormenta terrible que se desatará en el último movimiento. En el cuarto, Mahler escribe para un instrumento muy especial: el martillo, que representa el destino implacable