Reconquista de Toledo y repoblación de la transierra madrileña

Alfonso VI, como rey de León, también disfrutaba de las parias de los reyezuelos de Toledo, ciudad en la que tuvo que refugiarse en 1072 cuando su hermano mayor, Sancho el rey de Castilla, le destronó. Pocos años más tarde será el rey toledano quien pida protección a Alfonso frente a los otros reyes de taifas y los diferentes bandos en su propia ciudad. Finalmente, el rey cristiano recibiría la taifa toledana a cambio de un feroz asedio pactado para que no dijeran que habían entregado Toledo sin pelea y el 25 de mayo de 1085 hacía su entrada oficial y triunfante por la Puerta de Visagra, recuperando para siempre la prestigiosa capital del antiguo reino visigodo, cuyo alfoz, por el norte, alcanzaba hasta la sierra de Guadarrama.

La Transierra madrileña (piedemonte y sierra hasta sus cumbres), como zona fronteriza de guerra durante siglos, había sido devastada por las continuas razias y correrías de ambos bandos que asolaban los campos talando bosque y montes, quemando cultivos y espantando e impidiendo cualquier tipo de asentamiento estable de manera que, de existir habitantes, serían pocos y dispersos en chozas o alquerías.

Las tropas de Alfonso VI, y sus sucesores inmediatos, no solamente estaban compuestas por nobles, soldados profesionales nacionales y extranjeros deseosos de nuevos títulos y concesión de términos, también se alistaron simples vasallos y aventureros persiguiendo todos un futuro mejor. La perspectiva era conseguir, como contraprestación de su ayuda en la guerra, un terruño propio. Los reyes habían encontrado la mejor forma de mantener los territorios ganados al enemigo. Estos pioneros, aguerridos agricultores y ganaderos, defenderían lo que era suyo (y del rey, claro) ante las nuevas incursiones que, desde 1085 y hasta mediados del siglo siguiente protagonizaron almorávides y almohades intentando, vanamente, recuperar el reino perdido. Los nuevos asaltos enemigos afectaron principalmente a los castillos y poblaciones de la zona Oeste de la Transierra, razón por la que aquí se pudo vivir con relativa tranquilidad durante aquéllas décadas.

Por otra parte, recordemos que Segovia se refunda en 1088 y a partir de esta fecha se comienza a organizar administrativamente en comunidades de villa y tierra. La llegada de más aventureros y el espíritu expansionista de la ciudad provoca que en pocos años surja la necesidad de más espacio para satisfacer económicamente a tantos colonos, genéricamente llamados segovianos, que poco después se dispersarán por el valle del Guadarrama, los principales núcleos de población y, finalmente, por nuestra Transierra, asentándose y tomando posesión de pedazos de terreno para labrar y criar ganado con contrato o sin él, en cualquier caso, la concesión podía ser posterior (presura); otros exigirían paso libre para sus ganados hacia los pastos de invierno del sur de la Sierra de Guadarrama.

La mencionada organización administrativa y también económico-social de la tierra segoviana se hizo en base a la distribución, en principio, en seis partes o sexmos, de las comunidades de aldeas, en las que la de mayor población ejercería como cabecera. Por lo que a nuestra Historia interesa, Torrelodones, estuvo encuadrado en el sexmo de Manzanares.

Precisamente, este sexmo de Manzanares, gozaba de buenos pastos, abundante caza, leña y agua, por lo que pronto se convirtió en objeto de disputa entre las ciudades de Madrid y Segovia. La primera parecía disfrutar desde el principio de los derechos de posesión y usufructo del campo entre la ciudad y las cumbres de la Sierra, la segunda, con sus continuas repoblaciones para asegurarse el paso de sus ganados, iba envolviendo poco a poco a Madrid que se sentía acorralada.

El documento más antiguo que conserva el Archivo de Villa de Madrid es un privilegio de 1152, confirmado en 1172, en el que Alfonso VII da a esta ciudad “la posesión de los montes, sierras y términos” que haya entre esta aldea (Madrid) y Segovia. Acaba de comenzar una larga y tediosa disputa documental (y casi armada en algún momento) entre las dos poblaciones que durará hasta principios del siglo XVI, cuando aún hay constancia de estos litigios por los derechos de caza, carboneo y otros usos del monte.
En 1249 Fernando III, en carta abierta, “ampara a Madrid en la Posesión del Real de Manzanares”, mandando a ambas ciudades que no provocaran más altercados; en este documento leemos ya la mención, entre otros topónimos, los de Guadarrama, Galapagar, Zofra… Por otro documento, también del Archivo de Villa, ya sabíamos que en 1248 el rey había mandado destruir los centros de población de esta zona y entre ellos los más notables, Colmenar y Manzanares pero muy poco después, en 1268, Manzanares es una realidad y la intervención real se hace efectiva mediante un hombre de la confianza del monarca. Tres años después, en 1271, podemos leer que el antiguo sexmo exhibe por primera vez el apelativo de “Real”, cuando el infante Don Fernando dirige un mandato al “Justicia del Real de Manzanares” prohibiéndole que se vaya contra los derechos de los de Madrid.

Por su parte, Segovia exhibe sus propios títulos de posesión sobre el Real de Manzanares, entre ellos, uno datado el 30 de marzo de 1275, en el que Alfonso X le hace merced por juro de heredad de sus términos, separándolos del Real de Manzanares. En él se hace mención a un “castillejo” cerca del arroyo de “peregrinos” y las “gallinas” (“gallinero”, en mapas cientos de años posteriores, en el término de Galapagar), refiriéndose, muy probablemente, a nuestra Torre. Por fin, encontramos un documento que exhiben los segovianos que, datado el 30 de marzo de 1287, menciona expresamente por primera a nuestro pueblo con un término reconocible en la actualidad: E nos por conplir mandado de nuestro señor el Rey veniemos a Manzanares, e tomamos hí omes bonos dese logar, e de otros logares del Real… que nos dixiesen verdad, quales eran los logares, e la tierra de que el Concejo de Segovia eran tenedores al tiempo que el Rey Don Alfonso tomó, e apartó esta tierra, que es llamada Real. E sobre la jura dixieron… que eran estos que aqui son escriptos: Manzanares, las Chozas, las Porquerizas… la Torre de Lodones, con el Tejar…