Torrelodones está enclavado en un privilegiado cruce de caminos que la hizo ser lugar de paso de antiquísimas rutas Sur-Norte que atraviesan la sierra de Guadarrama, poniendo en comunicación las dos mesetas y también de ancestrales caminos y senderos en dirección Oeste-Este, que interconectan los pueblos y lugares del piedemonte serrano. Sin olvidar los caminos de agua, ríos y arroyos, en nuestro caso el magnífico Guadarrama.
La evidencia material histórica más antigua que conservamos de nuestro pueblo es la Torre-Atalaya, que como parte del sistema defensivo andalusí de la “Marca Media”, en su parte central y punto avanzado de un castillo, tenía encomendado el control del paso de posibles enemigos avisando mediante ahumadas diurnas y fogatas nocturnas.
Es muy posible que también ejerciera el control de una parte del territorio y de su fiscalidad. No olvidemos que nuestro arroyo Trofa, mencionado en los documentos antiguos como Zofra, Azofra o Çofra, es una palabra de origen árabe que significa “prestación personal”.
En 2013 Pablo Schnell Quiertant y Miguel Ángel Bru Castro, realizaron un estudio arqueológico, cuyas conclusiones fueron presentadas en las X Jornadas de Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de Madrid de las que extraemos:
- Que el fin de su construcción no fue solamente el control de la travesía de la sierra de Guadarrama, sino también de valles, ríos y centros poblacionales.
- Que sus características son las mismas que las de la Torrecilla de Hoyo de Manzanares y, esto, las diferencia de las torres-atalayas del valle del Jarama, construidas con anterioridad.
- Que está vinculada a Calatalifa (Villaviciosa de Odón).
- Que la cerámica recogida es de función cocina y transporte, adecuada más con un campamento que de habitación.
- Que nuestra Torre fue construida, muy probablemente, a partir de la derrota en Simancas.
Hasta ahora, según qué publicaciones, nuestra Torre era datada entre el siglo IX y el XI, pero el anterior estudio arqueológico nos la encuadra, como muy probable, en el X ya que la batalla Simancas tuvo lugar en el 939.
Foto: La atalaya de Torrelodones a principios del siglo XX antes de su reconstrucción en 1927-28. Fotografía restaurada por G. Kurtz, procedente del archivo personal de J. Pastor.
Esta batalla, en el contexto de la Reconquista, fue de gran importancia porque desde entonces se pudo asegurar el dominio cristiano en el Valle del Duero. Las tropas musulmanas estaban comandadas por el propio Abd al-Rahman III y las cristianas por Ramiro II en coalición con el reino de Navarra.
Por otra parte, los avances de nuestros ejércitos en la Reconquista eran seguidos con enorme expectación y entusiasmo por el resto de la Cristiandad, al fin y al cabo, éramos el “muro de contención” de la civilización musulmana respecto a Europa, festejando estas victorias con procesiones y haciendo repicar las campanas de todas las iglesias. En grandes ocasiones como la toma de Granada en 1492, que daba término a la Reconquista, se celebraron, incluso, corridas de toros en el Vaticano.
Aunque en la actualidad no tengamos evidencia documental o arqueológica de población anterior a la Torre (siglo X), de haber habido, estaría incluida en el contexto socio-económico-cultural de los pueblos vecinos que, por sus restos arqueológicos, evidencian un enriquecedor contacto de algunos de ellos con antiguas culturas:
- Collado Villalba, vestigios desde la Prehistoria.
- Galapagar, vestigios romanos.
- Hoyo de Manzanares, vestigios visigodos.
Pero, por suerte, sí contamos con una noticia histórica anterior al siglo X. Don Carlos Picabea en 1927, en su libro “Topografía Médica del Término Municipal de Torrelodones”, nos dice en las páginas 6 y 7: … según los viejos conocedores del país, son de los árabes unas sepulturas labradas en roca viva y de forma de momia que existen en lo que hoy es poblado cerca de la fuente y a una distancia aproximada del castillo de un kilómetro. (Estas sepulturas deben pertenecer con toda seguridad a la época prehistórica…)
En la actualidad ya sabemos que estas sepulturas serían cristianas (también confirmado por Schnell y Bru en el estudio de la Torre mencionado), en concreto visigodas, sin embargo no hemos encontrado en nuestro Archivo Municipal documento alguno sobre tan singular hallazgo y sí de “saca” indiscriminada de piedra para hacer transitables la única calle y las callejas que estaban abarrotadas de enormes pedruscos, así como el aprovechamiento de cualquier piedra para construir los refugios antiaéreos durante la Guerra Civil de 1936-39, incluso las cruces del antiguo Crucero enclavado, curiosamente, en la misma ubicación que las sepulturas a las que se refería el doctor Picabea, ¡qué lástima!