La Fuente del Caño es una de las fuentes monumentales con mayor antigüedad de la Comunidad de Madrid. Fue construida, junto al Abrevadero, en 1591, durante el reinado de Felipe II, poco tiempo después de que finalizaran las obras del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y corresponde fielmente el estilo herreriano.
Se realizó por petición de las autoridades locales, encomendándose el proyecto a Gaspar Rodríguez y la obra al cantero galapagueño Juan de Vargas.
Se trata de una fuente exenta, realizada enteramente en piedra de granito procedente de las canteras de la zona. Consta de un cuerpo principal de forma rectangular coronado por un frontón triangular, en cuyo centro se sitúa un escudo nobiliario perteneciente a la Casa Ducal del Infantado y del Condado del Real de Manzanares, al que pertenecía Torrelodones por aquel entonces. Sobre cada uno de los vértices del frontispicio se disponen tres cuerpos piramidales, rematados por una bola. El conjunto se completa con un pilón rectangular, alimentado por dos caños.
Originalmente estaba situada en el Camino Real a San Lorenzo, en el denominado Barrio Nuevo, concretamente en la esquina entre la Calle Carlos Picabea y la Plaza del Caño y en frente de Las Tres Cruces.
Desde su construcción en el siglo XVI, ha sufrido bastantes reformas que han variado en gran medida su aspecto original. En 1.869 y 1873 la fuente es sometida a un proceso de remodelación y reparación, respectivamente, así como en 1.925, momento en el que se sustituye una de las bolas que la rematan, que había desaparecido.
Posteriormente, con la construcción de las viviendas, se trasladó al otro lado de la vía, a la izquierda de la antigua clínica municipal. En julio de 1984 se movió a su ubicación definitiva, momento en el que, el pintor Manuel López-Villaseñor, fue el encargado del proyecto de ajardinamiento y de añadir dos extensiones laterales semicirculares en las que, a modo de exedra, se dispusieron asientos.